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Internet. ¿Cómo podemos determinar si hay alguien real tras la pantalla?

¿Quiénes son los individuos detrás de la pantalla? En esta era digital, marcada por el Día Mundial del Internet, la respuesta a esa pregunta se ha vuelto cada vez más compleja. La inteligencia artificial, los bots y los deepfakes han avanzado, haciendo que sea más común hallar contenido, perfiles o interacciones que aparentan ser humanos, aunque en realidad no lo sean.

Recientemente, el caso de las imágenes hiperrealistas de Katy Perry en la gala del MET, creadas por IA y circuladas por millones antes de que se aclarara su ausencia, enfatiza esta situación. También están los bots que imitan intercambios en redes sociales o invaden plataformas, lo que a menudo nos deja sin entradas para nuestros eventos preferidos. Es fundamental que cada vez confiemos más en lo que observamos, leemos y en quienes interactuamos en el ámbito digital.

¿Qué son, entonces, los bots y los deepfakes?

Los bots son aplicaciones automatizadas diseñadas para realizar tareas repetitivas que simulan el comportamiento humano, como responder a mensajes, comentar en redes o recolectar información. Aunque algunos son beneficiosos, como aquellos que brindan asistencia técnica, otros se utilizan con fines perjudiciales, tales como la difusión de noticias falsas o la acaparación de entradas y reservas online. Un informe de Imperva en 2024 sugiere que alrededor del 50% del tráfico en internet proviene de bots, algunos útiles y otros con intenciones malignas.

A su vez, los desarrollos en inteligencia artificial generativa han difuminado las fronteras entre lo auténtico y lo artificial. Los deepfakes son contenidos elaborados por inteligencia artificial que reproducen rostros, voces y movimientos humanos con tal exactitud que pueden engañar a simple vista, permitiendo la creación de imágenes o videos falsos que parecen completamente verídicos.

Se ha intentado contrarrestar el uso indebido de bots con herramientas como CAPTCHAs o verificaciones de identidad. Sin embargo, estas soluciones frecuentemente complican la experiencia del usuario y son susceptibles a ser esquivadas por sistemas de inteligencia artificial más avanzados. Además, conllevan una gran responsabilidad en el manejo seguro de datos sensibles. Ante esta situación, ¿cómo podemos restablecer la confianza en que estamos tratándome con una persona auténtica o consumiendo contenido producido por humanos en internet?

Verificación de humanidad

Una posible solución es la verificación de humanidad, y aquí es donde entra World con su World ID, una credencial digital que autentica la existencia de una persona real de manera anónima. Mediante una tecnología descentralizada y privada, World ID permite a los usuarios demostrar que son reales y únicos sin tener que revelar su identidad.

Su innovadora cámara, conocida como el Orb, emplea tecnología criptográfica para crear un código cifrado anónimo que se basa en una imagen del rostro y los ojos de un individuo, sin almacenar las fotos ni los datos biométricos. Gracias a esto, las plataformas pueden incorporar un nivel de verificación de autenticidad que fortalece a las personas en la era de la inteligencia artificial.

«World se dedica a empoderar a la humanidad. En una época en la que una imagen falsa puede volverse viral en cuestión de segundos y un bot puede replicar una conversación de manera convincente, es vital contar con una herramienta que asegure que detrás de cada perfil exista un ser humano real. Este proyecto aborda esta necesidad presentando una solución que, mediante tecnología y transparencia, demuestra que es factible crear un internet donde la autenticidad humana retome su importancia», afirma Miguel Rocha, Gerente General para México y Centroamérica en Tools for Humanity.

La discusión acerca de bots, inteligencia artificial generativa y contenido engañoso ya no pertenece al futuro: está ocurriendo en el presente. Y si deseamos forjar un internet más seguro y confiable, donde se valore la voz humana, debemos garantizar que, tras cada interacción o contenido, haya una persona auténtica.